El poder del lenguaje es ilimitado. El lenguaje tiene un poder enorme en nuestro estado de ánimo y en nuestra salud. Cuando le dices a alguien lo que hace bien o lo que te gusta de esa persona inmediatamente le estás haciendo sentir mejor. Cada palabra cuenta y cada persona cuenta. Las palabras tienen mucho poder ya que influyen en cómo pensamos, a qué aspiramos y cómo actuamos. Te invito a que elijas tres palabras positivas al día y elimines las quejas crónicas. La quejas desgastan y no generan cambios. Quejarse pasa una factura desorbitada porque te estacas y te vuelves víctima.

Las palabras positivas generan salud física y emocional. Te propongo un ejercicio durante 15 días: rodéate de personas optimistas y observa el lenguaje que usan el tiempo que están contigo. Observa su tono de voz, su sonrisa, analiza cómo te hacen sentir… y añade tres palabras enérgicas en tu diario positivo (cuaderno optimista) donde puedes escribir cómo te has sentido al utilizar esas palabras. Te propongo algunas: sonreír,entusiasmo,reír,valioso,feliz, energía…

Y no olvides que las palabras positivas protegen tu energía y la de otros. Las palabras positivas protegen tu tiempo y lo aprovechas mejor. Las palabras positivas aumentan tu felicidad y la de otros. Las palabras positivas te generan más felicidad y salud.

Aprender a relativizar los contratiempos con un lenguaje más saludable es quererse bien. Quiérete bien porque tu has de ser tu mejor amiga.

Las palabras que elegimos nos cambian.