Muchas personas se castigan de forma exagerada. Si te castigas de forma sublime puedes llegar a tolerar que alguien te trate como basura.
Los hay que se castigan sin comer ciertos alimentos porque pueden engordar y llaman alimentos prohibidos a casi todo. Los hay que van al gimnasio y no disfrutan de las relaciones sociales porque van con el único propósito de perder kilos o estar estupendo. Los hay que estudian para ser el más brillante de la universidad y no aparecen por ningún acto social. Los hay que castigan la mente con programas destructivos de televisión donde disfrutan viendo las rupturas y líos amorosos de los otros.
Castigarse no es muy sano. Lo mejor es saber reforzarse: premiarte con lo que disfrutes de forma sana.
También los hay que envidian los viajes de otros y sus compras, pero ellos quieren ser los más ricos del banco y a la vez querrían vivir como los otros. Seamos francos: la envidia se percibe en aquellos que no saben disfrutar de su dinero, de su relación o de su trabajo.
Señoras y señores disfruten de la vida, hay que esforzarse pero también premiarse. Estamos en proceso de crecimiento cada día. Viaje y aprenda. Pasear, leer y reir a carcajadas alarga la vida.
No tenga miedo de mostrarse tal cual es. Muestre sus emociones. Está vivo.