Decidir ser feliz es un compromiso contigo misma ya que implica tomar decisiones: desaprender lo mal aprendido y aprenderlo bien. Es decir, hay que romper con prejuicios y tabúes para dotar a tu mente/cerebro de mayor apertura mental. Las mentes flexibles están abiertas al aprendizaje. Las mentes rígidas creen que no tienen la obligación de mejorar y se excusan con frases tipo: «Yo soy así y siempre seré así”. Esto indica no permitirse crecer emocionalmente y buscar justificaciones.
Ser feliz implica decidirlo. Todos los días, igual que desayunas, has de hablarte con tu voz sana (no con la voz crítica) y poner atención en lo positivo de ti. Usa un lenguaje optimista porque contagiarás emociones positivas allá donde vayas y te generarás salud en tu cuerpo/mente.
Ser feliz también requiere no saturarse de información negativa tanto de las noticias como de las redes sociales: filtrar la información es saludable y denota quererse. Filtrar es decidir qué noticias me potencian y cuales me restan/desgastan.
La felicidad no es algo frívolo porque ser infeliz pasa factura a la salud. La infelicidad enferma. No priorizarse y complacer a todos desgasta. No saber “decir no” disminuye la autoestima. Por lo tanto has de saber priorizarte, “decir no” sin sentirte culpable y no exigirte muchísimo porque la perfección no existe y querer lograrla daña, estresa, enferma emocionalmente y físicamente…
Te deseo mucha felicidad. Entrena cada día tu estado de ánimo y si necesitas ayuda puedes contactar conmigo porque será un placer enseñarte estrategias para pensar sano y ser más feliz.
SÉ FELIZ.