Si estás cerca de alguien que te provoca una respuesta negativa, tu cuerpo te informará de inmediato de que algo en esa persona no está bien. El cuerpo no miente. Hay que saber escucharlo. Las emociones tampoco mienten.
Si alguien te hace sentir mal, eso se manifestará en tu cara y tu cuerpo. Te pondrás más rígida en su presencia, la cara la percibirás más tensa, los labios tensos,… Es decir, el hombre tóxico hace que no brilles con tu mejor luz.
La cara, la voz, tu lenguaje verbal y no verbal son vehículos que expresan cómo te hacen sentir los demás.
He visto mujeres con cambios en la mirada, con una forma de caminar más vital, con una sonrisa mucho más plena y sin el ceño fruncido porque se han liberado de una pareja tóxica o de un jefe tóxico. La mente y el cuerpo caminan unidos.
Once tipos de hombres tóxicos (etiquetas para poder clasificarlos):
- El competidor celoso
- El volcán pasivo-agresivo
- El “sabelotodo”, arrogante y presuntuoso
- Mentiroso seductor, infiel y manipulador
- Controlador
- Traidor
- Autodestructivo: lo ve todo negro
- Sin iniciativa
- Narcisista
- El congelador emocional
- El sociópata
Decide bien quién entra y quién sale de tu vida.