Una mente positiva hace de un día normal un día exquisito. Se levanta con optimismo vital, canta en la ducha, sonríe a su familia y principalmente se sonríe a sí mismo frente al espejo. Desayuna un buen zumo de naranja natural sin prisas, saborea sus tostadas y bebe un cafecito. Se viste con su ropa más potenciadora y se va a trabajar contagiando buen humor. Sabe que su mejor versión da a los demás color. Convierte un día normal en un día casi perfecto porque la perfección no existe.
Vive cada día como si fuera el último ya que tiene proyectos de vida, ilusiones y retos. Y no hablo de que tiene un cochazo, ni tres hijos. Hablo de que está feliz consigo mismo y favoreciendo el desapego (no tener dependencias afectivas).
Hay personas que enmascaran su vida diciendo: “Sigo con ella por los hijos”, “Continúo en el trabajo porque hace falta dinero”, “Vivo ahí porque vive mi familia”. Cuidado con ese estancamiento.
Pasan los años y no han crecido emocionalmente, no han arriesgado nada y se han quedado estancados. El fracaso es positivo porque indica que vas a hacer cambios pero el conformismo es estancamiento, aburrimiento e infelicidad.
Sé valiente y haz cambios. Desintoxícate de lo que no te llena y haz un hueco para tu nueva vida. Eso sí: toma decisiones importantes siempre que estés estable emocionalmente.