Existen diferentes tipos de mentes: rígidas, flexibles y líquidas.
- Las mentes rígidas contienen prejuicios y dogmas. Son mentes que creen que no han de modificar sus ideas. Piensan: ”Así ha sido siempre y así tiene que ser”. La consecuencia es que tienen miedo a los cambios, estrés, depresión, baja tolerancia a la frustración, están anclados en el pasado y en el “tengo que” y “debo de”. El pensamiento único esclaviza.
- Las mentes líquidas no se interesan por nada y se acomodan. Desconocen la autocrítica y pasan por la vida sin implicarse. Les dices: “¿Qué opinas del calentamiento global?”. Y te dicen: a mí eso no me afecta.
- Las mentes flexibles no imponen sino que recomiendan, tienen objetivos, viven en paz, hablan en positivo, empatizan y son amables, tienen sentido del humor y ríen a menudo, son más felices, suelen ser más sabios, tienen mejor calidad del sueño y más amigos. Son personas con curiosidad por aprender y sentido del humor. Las personas con mente flexible tienen amigos de diferentes culturas y no creen que la suya es la mejor. Leen, aprenden y no juzgan, hablan bien de sí mismos (autoestima pero no narcisos) y no buscan rutinas ni personas tóxicas. Ven desafíos donde otros ven obstáculos. Aprenden, desaprenden lo mal aprendido y entienden que las personas tienen opiniones y el experto tiene criterio. Suelen dejarse aconsejar por el experto debido a esa apertura.
Como he leído muchas veces: “Las mentes son como un paracaídas, sólo funcionan abiertas”